Se desde hace algún tiempo que quería casarme con mi chica, lo he tenido siempre muy claro. Desde hace ya mucho tiempo, he tenido claro que era ella, mi chica, mi compañera. No tenía que seguir buscando, porque ella reúne todo con lo que yo siempre he soñado y más aún, me hace infinitamente feliz, eso es tan difícil de conseguir… Que si alguna vez encontráis a alguien que produzca ese efecto en vosotras, la felicidad, no la soltéis.
Me costó decidirme y dar el paso. No era miedo o dudas, no me malinterpretéis. Siempre pensaba que no era el momento, siempre tenía que arreglar unos asuntos de mi trabajo, de mis horarios, de los de ella… Siempre había algo que mejorar antes de dar el paso… Ahora me he dado cuenta, de que nada es tan importante como esto y que es una tontería posponerlo.
Pensé, que lo más difícil había sido eso, decidirme, pedírselo y sentarse a pensar en todos los pormenores que tenemos ahora delante… Pero estaba equivocada.
Tras pedírselo y celebrarlo varios días seguidos. Tras soñar despiertas con nuestro futuro más inmediato, decidimos contarlo al mundo, a nuestro mundo, a nuestra familia y amigos. Todos tenían que saber el momento tan dulce por el que estábamos pasando y que por supuesto, queríamos que formaran parte, no podía ser de otra manera.
A algunos fue muy fácil decírselo por la situación, por tener la oportunidad y el momento oportuno. A otros costó un poco más, por juntarnos todos y poder decírselo a todos a la vez. Y a otros… Simplemente…
Hace tres meses que se lo dije a mi padre y solo obtuve un “vale” por toda respuesta. Desde ese día no se ha puesto en contacto conmigo para nada más, no sé nada más de él. Es cierto que nuestra relación no estaba en su mejor momento, si es que alguna vez lo tuvimos, pero pensé que su reacción sería totalmente diferente. Soy una ilusa.
Esto va por él…
“Siempre pensé que sería tan fácil ese día, el día que dijera que íbamos a dar un paso más. Nunca he visto a ningún padre que se ponga triste cuando su hija le dice una noticia como esta… Pero claro, tu tampoco eres un padre normal, supongo.
Este año ha sido muy diferente y muy duro para mí, para nosotros. Hemos tenido el peor palo que podíamos tener. No te puedes hacer una idea de lo duro que fueron aquellos días, pero más aún, sabiendo que tú no estabas con nosotros y que es más, no querías estar. No te has portado bien, siempre la terminas cagando.
Hay cosas que son inolvidables, como aquello pero sin embargo, decidí decírtelo de los primeros… No sé para qué. Creo que siempre has sido tan duro e intransigente conmigo que siempre he intentado agradarte en todo. Supongo que he fracasado, no te imaginabas tener una hija lesbiana y mucho menos, que diera el paso de casarse.
Creí que teníamos oportunidad cuando te separaste de mamá. Parecía que te volvíamos a preocupar, que nos llamabas o nos escribías, que quedábamos para comer o para tomar algo. Parecías otro, aunque para mí, siempre fue un poco tarde. No dejas de ser mi padre, por supuesto, pero jamás tuve ese vínculo mágico contigo. Sí, quedábamos, comíamos y hablábamos del tiempo, porque en verdad, no nos conocemos de nada. Qué pena. Pero a pesar de todo esto, desde hace más de 6 años conoces a la chica con la que comparto mi vida y siempre ha parecido que lo aceptabas, que nos aceptabas. Si comprabas regalos, para ella también los comprabas, nos citabas en tu trabajo y nos presentabas a todo el mundo, siempre te acordabas de ella. Creí que en el fondo la soledad te había cambiado, pero no, no has cambiado.
No sé cuándo será la boda, pero ya me has demostrado que no quieres formar parte de todo esto. No importa, no es la primera vez que me fallas y supongo, que no será la única, pero eso sí, no seré yo la que te llame y vaya corriendo hacia a ti y te ruegue que vengas y ese día me lleves del brazo. No seré yo… Has demostrado tantísimo estos últimos años, que no se si me gustaría tener una persona así cerca de mí…”