Archivos de la categoría ‘aimee y jaguar’

Cada día estoy más enamorada de mi chica.

Cada día estoy más enamorada de mi chica. Cada día me doy cuenta de que la quiero más, cada día me doy cuenta de que la necesito más, cada día me doy cuenta de que la admiro más, cada día me doy cuenta de que me quedo más tiempo embobada mientras la miro, cada día me doy cuenta de que a su lado rio con más fuerza, cada día me doy cuenta de que planeamos más y más cosas, cada me doy cuenta de que la intento proteger de todo, cada día me doy cuenta que el día que empieza es un regalo.

Cada día estoy más enamorada de mi chica… ¿Es esto posible? Yo la verdad, no lo sé. Es la primera vez que quiero así. No sé si es posible que el amor crezca, como crece el deseo o la admiración. No sé si es posible querer más que el día anterior y saber que mañana me pasará lo mismo. Es la primera vez que quiero más cada día y sé que será la última.

Cada día estoy más enamorada de mi chica y lo noto. Siento dentro de mí aun las mariposas en el estómago cuando de ella se trata, no puedo dormir ni una noche sin abrazarme a ella y susurrarle lo mucho que me importa, la miro y entiendo mis deseos y mis miedos. Es ella… Ella es mi amor, ella es lo que yo necesitaba y lo que quería para mi vida…

Cada día estoy más enamorada de mi chica y se que es culpa de ella y no de mi gran capacidad para amar… Ella se deja querer, ella se hace querer y ella se merece que la quiera como jamás quise a nadie. Ella es preciosa, ella está preciosa y ella me hace sentirme preciosa. Ella es mi carcajada más fuerte, porque la risa nos acompaña allá dónde vayamos. Ella es mi sonrisa disimulada, pícara, oculta… Ella es mi despertar un domingo sin tener que trabajar y desayunar en la cama. Ella es mi sábado noche de sofá, manta y película. Ella es mi pareja de baile y mi pareja de cine preferida. Ella es lo que termina por completarme a mí. Ella es mi alter ego, mi sombra, mi amor y mi devoción…

Cada día estoy más enamorada de mi chica y cada día me siento más orgullosa de sentir tanto amor. Estoy orgullosa de muchas cosas en mi vida, de todas las cosas que he podido conseguir a base de tesón y lucha. Estoy orgullosa del carácter que he terminado por forjar a pesar de todas las circunstancias. Estoy orgullosa de cada una de las palabras que sangro en este blog. Estoy orgullosa de mi familia, de mis orígenes, de mi ciudad y de mis costumbres. Estoy orgullosa de ti, mi amor, y de lo que soy yo a tu lado. Estoy orgullosa de nosotras y de la imagen que proyectamos. Estoy orgullosa de haber encontrado a tan buena acompañante de viaje. Estoy orgullosa de tu sonrisa y de tu mirada llena de luz. Estoy orgullosa de ti, mi vida, porque eres y siempre has sido, una gran luchadora. Estoy orgullosa de tu seguridad, de tu libertad y de tu saber estar. Estoy orgullosa, muy orgullosa.

Cada día estoy más enamorada de mi chica y creo que es lo más normal. El amor no es tan ambiguo como a veces pensamos… El amor crece, como crece el deseo o como crecen las flores… Todo crece porque tiene vida propia. A la vida hay que cuidarla, mimarla, adorarla… Y crece hasta límites desorbitados. Tú eres mi órbita.

Y entonces, cerré los ojos y te vi.

Y entonces, cerré los ojos y te vi. Sí, pequeña, te vi. Te vi a pesar de tener los ojos cerrados, a pesar de no haberte visto nunca, a pesar de que ni siquiera has nacido, a pesar de mil pesares, te vi.

Tenías las mejillas sonrojadas y los ojos abiertos, muy abiertos. Me mirabas, devolviéndome el gesto. Estabas tranquila, serena. Movías tus manos, tus pequeñas y regordetas manos, de arriba abajo.

Y entonces te sentí, a años luz de ti y te sentí. Sí, te sentí, como se siente el aire en la cara, como se siente la falta en el alma, como se siente mi hermana cuando te mueves dentro de ella. Te sentí, sí. Muy dentro de mí, tan adentro que es imposible sacarlo, es imposible borrarlo. Te sentí tan fuerte, que tu sensación está en mí, tatuada, a fuego, a base de pensar en ti.

Y entonces te oí, sí, te oí. Nadie sabe cómo será tu voz, tu timbre… Yo voy un paso por delante, porque yo te oí, yo te escuché… No me llamabas, no llamabas a nadie. Pero te oí… No sé qué decías, no se a qué te referías, ni sé que querías… Pero te oí, tú lo sabes ¿Verdad?

Y entonces sonreí, si, y a mi risa le sustituyó una gran carcajada. Sí, sonreí, reí a carcajadas… Eras tú ¿Verdad? Que le estabas haciendo cosquillas a mis recuerdos, le estabas haciendo cosquillas a mi “yo interior”, que le estabas haciendo cosquillas a mi querida imaginación, a mi querida ilusión, a mi querida imagen de ti…

Y entonces lo entendí, sí, lo entendí… Tenía las respuestas, tu respuestas, mis preguntas… Aun no estás aquí y sin embargo lo llenas todo, ocupas todas nuestras mentes, todos nuestros sueños, todas nuestras ilusiones para el año 2014 están puestas en ti y aun no estás. Tu, que lo llenas todo sin estar, eres la que motiva estas letras, la que me impulsa a escribir, la que me impulsa a sonreír con solo imaginar tu cara, la que me impulsa a emocionarme solo con pensar en el momento en que tu madre, mi hermana, te ponga en mis brazos, sobre mí y pueda verte, por primera vez de tú a tú y besarte.

Y entones entendí lo feliz que nos has hecho. Te esperamos. Tenemos ganas de ti.

Y entonces entendí que vives con tanta fuerza dentro de mí, de mi imaginación, de mis ilusiones, de mis sueños… Que para mí eres real, para mí tienes ojos que miran y que ven, tienes una voz dulce y melosa, aunque aún no hayas pronunciado ni una sola palabra. Tienes unos labios gorditos que no paran de sonreír, de reír, de mascullar palabras…  Tienes una madre que te quiere por encima de todo, que te dará todo lo que tenga y que luchará por ti, siempre. No olvides, que tú, sin querer, solo por el hecho de existir, de venir en camino, has cambiado todo. De veras te lo digo, no te imaginas hasta qué punto has cambiado todo… Para bien.

Y entonces supe que te quería, sobrina.

A veces la vida te sorprende. A veces y solo a veces esa sorpresa es lo que esperabas, es lo que querías, es lo que según tú, merecías…

A veces la vida te sorprende y te pilla con el paso cambiado, te pilla a contracorriente, en fuera de juego… A veces y solo a veces, te sorprende de tal manera que solo de pensar en la sorpresa, te mareas…

A veces la vida te sorprende y por un momento, tu mundo se detiene. ¿Pero qué ha pasado? ¿Pero por qué ha pasado? … La vida tiene muchas cosas, tiene muchas sorpresas para ti, tiene muchas aventuras preparadas, tiene muchas sonrisas, tiene muchas lágrimas, tiene muchos viajes y tiene muchas y muchas preguntas… Pero ninguna respuesta. La respuesta es el camino, la respuesta consiste en vivir, la respuesta consiste en seguirle el juego a la vida…

A veces la vida te sorprende y hace que te sientes a recapacitar… ¿Y ahora qué? Existe solo un “Ahora” pero existen tantos “mañanas” cómo tú quieras tener…  Ahora, ahora la vida te propone una alternativa, un atajo, un camino empedrado, una ruta silenciada a base de rimas, una vereda empinada con vistas al mar… A veces y solo a veces, tienes que echarte la vida a la espalda e iniciar el camino, con lo que hay, con lo que tienes, con lo que puedes contar…

A veces la vida te sorprende y no te gusta la sorpresa… A veces y solo a veces, la sorpresa te hace recapacitar, porque la vida jamás da una puntada sin hilo, la vida no tiene dados, ni quinielas para jugar al azar. La vida no cree en las casualidades… La vida cree en ti y en el ahora.

A veces la vida te sorprende poniéndote una piedra en el camino, pero no te enseña a como dejarla atrás. Y ahí estás tú, mirando de frente a la piedra, mientras te rascas la barbilla… ¿Qué hago? ¿La salto…? Es que parece un poco grande, no sé si podré saltarla…  ¿La bordeo…? Pero si hago esto, no la habré superado, no habré sido más fuerte que ella  ¿La rompo…? No podría ni con ayuda. La piedra está muy fuerte…  ¿La empujo…?

A veces la vida te sorprende y entiendes que no tenías a tanta gente como creías tener, tan cerca de ti. Que esas personas a las que les habías puesto de apellido “Amig@”, ahora, han enmudecido, han perdido las cuerdas vocales o la lengua, o tal vez lo que han perdido sea tu número de teléfono, o quizá no tengan tiempo para ti, para escribirte o llamarte y preguntarte cómo estás y cómo lo llevas, o quizás lo que han perdido es el interés en saber  algo más… O quizá… O quizá…

A veces la vida te sorprende y te vuelve a reencontrar con estas personas, que sin ningún apuro y sin ninguna vergüenza de ningún tipo, te vuelven a besar o a abrazar, y justifican su ausencia con cualquier mentira que te escupen a la cara.

A veces la vida te sorprende y te dé una lección. Porque somos unos necios, todos y cada uno de nosotros, y hasta que no duele, no aprendemos. Así somos… Cuánto más doloroso sea, más importancia le damos y mayor espacio ocupa en nuestra cabeza… Así que, gracias amigos, por demostrarme lo que sospechaba…

A veces la vida te sorprende y aunque duela, aunque no sea un plato de buen gusto para nadie, terminas mirando al cielo, suspirando y dando las gracias. Porque la amistad, cómo otras miles de cosas en la vida, han de ser reciprocas… Y es cierto, la amistad es un don con la que la vida nos bendice para mitigar los dolores de cabeza que nos da.

A veces la vida te sorprende y te hace más patente si cabe, que no estás sola, que aquel o aquella no están aquí, pero oye, el resto sí, aquí, a mi lado. A veces y solo a veces, la vida te regala y pone a tu alrededor a un grupo de personas maravillosas a las que les pones de apellido “Amig@”, sí, pero de nombre le pones “Mi”, porque lo sientes tan tuyo, lo defenderías a cualquier escala y harías lo que hiciera falta por esa persona, así que, amig@s mi@s, gracias por ser y por estar, que a día de hoy, no os podéis imaginar lo difícil que es y lo afortunada que me hacéis sentir.

A veces la vida te sorprende y te ves dando las gracias por los que están e intentando ignorar a los que no están. A veces la vida te hace pasar malos tragos… Pero pone a tu disposición el bien más preciado de los humanos, los amigos. Gracias a todos por ayudarme en este trago, por preocuparos por mí, por ayudarnos en lo que hemos necesitado. Gracias de corazón.

Y allí estaba yo, como cada día, en el andén esperando. Y allí estaba yo, tranquila o nerviosa, de pie, con la espera bailando. Y allí estaba yo, sola, a mi conciencia escuchando. Y allí estaba yo, solamente acompañada por un gato, que de la vida se quejaba maullando.

Y allí estaba yo, esperando al tren, mi tren, esperando mi oportunidad. Y allí estaba yo paseando pasillo arriba, paseando pasillo abajo solamente con mi soledad. Y allí estaba yo, dudando de mi sombra, dudando de mi eficacia, dudando de mi capacidad…

Y allí estaba yo intentado apaciguar mi respiración, intentando no salirme del guion, no saltarme el estribillo en esta canción. Es ahora o nunca, me repite una y otra vez mi interior. Y allí estaba yo, afirmando que mi interior tenía razón, aunque solo de pensarlo, me diera pavor.

Y allí estaba yo, decidida. Y ahí estaba yo, con mi maleta, mis sueños y el alma prendida. Y ahí estaba yo, decidida, era mi momento, era mi huida. Y ahí estaba yo esperando ver las luces den un tren de alta velocidad o un triste cercanías, que llevara pasaje con cafetería y donde tomar un café y sentirme realmente viva.

Y ahí estaba yo resuelta a comenzar mi aventura. Y ahí estaba yo sabiendo que la vida nunca apura, que te deja coger aire, que te deja echarlo, pero que no te espera aunque lo esté deseando. Si has de coger el tren, no lo pienses y ve. Si tienes dudas, si tienes miedos, quédate en el andén. La vida es para los que arriesgan, ellos tienen las respuestas a las preguntas que le haces a tu almohada, entre cortadas.

Y allí estaba yo, de equipaje exenta, solo cargada de besos sabor a menta, de sueños fuertes y cargados, como la absenta, de un futuro para mí, para ti, para nosotras cuando de este viaje vuelva.

Y allí estaba yo, cariño. Notaba tu mano apretando mi mano, notaba tus labios susurrando en mi oreja, notaba tu calor traspasar mi piel, notaba tus nervios y tus ojos, clavados en mí, viéndome crecer.

Y allí estaba yo, querida musa. Y allí estaba yo, dueña anónima de estas letras, de estas cartas, de estas historias enmascaradas. Y allí estaba yo, contigo. Porque allá donde vaya, allá donde esté, siempre te llevaré en mi bolígrafo de tinta azul, en un trozo de papel y sobre todo, en mi mente y en mi piel.

Hoy tuve un sueño y me supo a gloria. Sí, ahí estaba yo, con el estómago revuelto, como si estuviera montada en una noria, girando mis pensamientos, mis historias… Pero es tan dulce soñar cuando sueñas con conseguir la euforia que no quería despertar y volver, sola, triste y sin haber conseguido una victoria.

Hoy tuve un sueño y no estuve sola, me encontré con muchos amigos que entre el gentío me gritaban un hola. Me encontré con muchos soñadores, con muchos optimistas que me seguían, que gritaban, que junto a mí, presionaban, pero sin pistolas.

Hoy tuve un sueño y soñé con la libertad porque creo que es el poder más importante de la humanidad. Quiero ser libre para poder amar, a quien mi alma busque con necesidad. Quiero ser libre para no volver a negociar si me puedo o no me puedo casar. Quiero ser libre para de la mano por la calle poder caminar y no levantar miradas, ni miedos y un ataque causar. Quiero ser libre para gozar de mi libertar, para exhalar que soy mujer, que soy lesbiana y que gozo de una sanísima felicidad.

Hoy tuve un sueño en el que nadie volvía usar la palabra normal se llamaba a la gente por su nombre de pila, tal cual. Porque yo soy yo, una persona individual, con mis virtudes, con mis defectos, nada que deba de ser tratado de forma inusual. Porque soy lo que soy, soy mil cosas tras el reflejo de un cristal, no me juzgues solo por una, se un poco imparcial.

Hoy tuve un sueño, que falta me hacía soñar. Porque el día a día a veces me hace aullar, me hace chillar, me hace gritar… Pero somos muchos y se nos da bien luchar, llevamos demasiado tiempo lidiando, que no nos silenciaran. Yo levanto mi brazo, yo alzo mi voz, yo lucho, yo te apoyo, yo sueño a tu lado. Porque yo tengo un sueño y tu apareces en él.

¿Y aun me preguntas que sí te quiero?

Mírame a los ojos… No, no, acércate más… Un poco más, no tengas miedo… Ahí, mírame bien, a los ojos, iris con iris… ¿Ves ese color tan azul que se podría fundir con el cielo, con el mar o si me apuras, con el pelo de Lucía Bosé? Lo causas tú, tú eres la causa, tu eres la razón, tu eres mi café con leche, mi pecado y me rendición.

¿Y aun me preguntas porque te quiero?

No lo hagas más, cariño… Pregúntame porque no te encontré antes, porque no te quise desde antes, porque… Porque… Porque ten claro, ten seguro, ten a buen recaudo, que nada hay más bonito, más fácil, más mágico y asombroso, que quererte. Porque tú eres mi alfa y mi omega, mi princesa sin corona, mi reina sin reino, mi vida y mi aliento…

¿Y aun me preguntas que desde cuándo?

Desde que te vi, desde que te hablé, desde que te oí… Siempre. Siempre te he querido, siempre quise quererte y siempre quise que tú me quisieras… porque quererte a ti es lo que buscaba, que tú me quisieras a mí, era lo que soñaba… Y ahora, que yo te quiero y tu me quieres… ¿Qué más puedo pedir, princesa? ¿Tu corona, tu reino, tu alma que a besos peino? Nada más puedo pedir, si ya lo tengo todo…

¿Y aun me preguntas porque te abrazo por la noche y te acerco a mí?

Porque no quiero que seas un sueño que se desvanece entre las sábanas. Porque no quiero que tu olor deje de erizarme el vello, porque no quiero dejar de oírte suspirar cuando suena el despertador, porque no quiero dejar de verte.

¿Y aun me preguntas que porque te miro?

¡Adoro mirarte…! Me relaja la vista, relaja mis sentidos, relaja mi cabeza… Que por un momento deja de pensar para disfrutar. Que por un momento, deja de estrujarse para buscar ideas y comienza a ser libre, a tu lado. Adoro mirarte, adoro ver como haces cosas tan simples como un café, como peinarte, como estornudar… Adoro mirarte, preciosa.

¿Y aun me preguntas…?

Pregúntame, porque siempre, tendré algo que responderte, porque siempre tendré algo bonito que decirte, porque siempre tendré una sonrisa cómplice que dedicarte… No te quedes con ninguna duda, quédate conmigo.

 

 

 

 

Hoy es uno de esos días en los que necesito mimos, en los que necesito miradas cómplices, palabras susurradas al oído y gritadas en medio de la noche, en los que necesito tu mano calmando mis nervios, calmando mis disgustos, calmando mis palabras aceleradas…

Hoy es uno de esos días en los que todo lo que siento lo magnifico, lo confundo, lo asocio, lo borro… Lo multiplico… Por eso necesito tu mano sobre la mía, para dividirlo, para minarlo, para acabar con “eso”.

Hoy es uno de esos días en los que me alimento de tus abrazos, que me sujetan fuerte, que sujetan mi angustia, mi pesar, mis disgustos, mis exageradas preocupaciones…

Hoy es uno de esos días en los que necesito hablar, de ti de mí, de mi pasado, de nuestro futuro. Hoy es uno de esos días en los que quiero hablarte, en los que quiero contarte, en los que quiero sincerarme, solo contigo, solo para ti. Mi voz, mis preocupaciones y tú, con tu sonrisa y tu mano sobre la mía, calmándome.

Hoy es uno de esos días en los que ya no puedo fingir más, porque esa es mi mayor especialidad, fingir, mentir, aparentar… Pero a veces, a veces es tan difícil cariño, que no puedo más… NO debería fingir, lo sé, pero es tan duro verte preocupada, es tan duro ver que sufres y que lo haces por lo que yo te cuento, por lo que yo siento, por lo que yo estoy pasando… Que prefiero tragar yo, que prefiero agacharme un poco, cargármelo a la espalda y tirar hacia delante, como siempre he hecho, se me da tan bien… Pero ahora es distinto… Ahora no soy tan valiente… Ahora lo hago, sí, cierto, pero porque sé que tú estás a mi lado, velando por mí, como si fueras mi muleta o mi cayado… Que va junto a mí y si tropiezo o no puedo más… Me sujetarás, me abrazarás, me besarás y todo lo que siento, se esfumara mientras esté entre tus brazos…

Hoy es uno de esos días en los que miro al cielo y agradezco, sea quien sea quién esté allí arriba, por tenerte a mi lado, por ser mi cayado y la que me habla, la que me sugiere, la que sonríe a mis preocupaciones, la que acuna mis miedos hasta que se duermen, hasta que desaparecen, la que está a mi lado sin pesares, porque el hecho de no estar, sería un gran pesar.

Hoy es uno de esos días en el que te echo de menos a cada segundo, a cada parpadear, a cada “ahora vengo, no tardo…” Hoy es uno de esos días en los que necesito tu piel junto a la mía, tu piel sobre la mía, tu mano calmando cada poro de mi piel…  Hoy es uno de esos días, cariño, en los que no me aguanto ni yo, en los que pienso demasiado las pequeñas cosas, en las que me siento tan afortunada por mil razones y tan imbécil de no disfrutarlas. Hoy es uno de esos días, en los que sé que tengo más  de lo que merezco, de que tengo más que suficiente para ser feliz y sé que lo que hoy, y solo hoy, no me deja avanzar, son solo tonterías, pequeños cántaros en el camino, que puedo bordearlos, saltarlos e incluso cogerlos y arrojarlos al olvido, al rio, al desahucio… Pero seré débil, estaré débil, me estaré dejando ganar…

Hoy es uno de esos días en el que escribo estas letras y estoy deseando firmarlas, para ir a la habitación de al lado y darte un abrazo y que tus brazos me protejan de mi miedo. Hoy es uno de esos días, cariño…

A ti, por ti, estas palabras, que si hay suerte, puede que rimen, que si hay suerte, describirán a la perfección lo que siento, que si hay suerte te transmitirán lo que quiero que sientas, que si hay suerte conseguiré que te emocionen, que si hay suerte, igual recuerdes…

A ti, por tenerte a mi lado, por estar a mi lado. En los momentos fáciles, en los momentos de risas, de encantos, de mágicos encuentros, de cenas que se dilatan en el tiempo y que acaban casi a la vez que la luna se esconde, por las conversaciones que derivan en recuerdos, en confesiones, en secretos a voz alzada…

En los momentos difíciles, porque me demuestras tantísimas cosas solo con estar, solo con darme un beso en la frente cuando no veo solución, solo por darme la mano y guiarme, a veces entre tinieblas, lo sé, hasta la salida del laberinto. Tu eres eso, eres la mano guía, la llave que abre, la sonrisa que transmite de tal manera que se me eriza el vello, tu eres la letra que narra mi vida, tu eres la voz que susurra mi nombre junto a un te quiero, tu eres el sueño que se cuela todas las noches en mi cabeza, mientras duermo, tu eres ese viaje que siempre quise hacer, tu eres ese beso que nunca acaba, que siempre está húmedo, que siempre apetece, que siempre te hace temblar, tu eres mi reloj de arena digital, nunca se acaba, el tiempo es nuestro, el tiempo eres tú, tú eres mi tiempo… Tú eres la banda sonora de mi vida, además, en versión original, para que no digan…

Tú eres mi medio… Sí, mi medio, lees bien. Eres mi medio para ser feliz, eres mi medio para sonreír, eres mi medio para vivir, eres mi medio para subsistir, porque ¿qué hay mejor que alimentarme de ti? Eres mi media naranja y mi medio limón, eres la mitad de mi cama, la mitad de mi armario y la mitad de mi alma. Eres mi medio de transporte cuando me encuentro mal, eres mi medio de comunicación preferido, porque nada me gusta más que hablar contigo, que hablar de ti, que recordarte, que planear, que…

Tu que a pesar de que eres mi medio, y sin caer en ninguna contradicción, (lean esto con el corazón) eres mi todo. Sí, leen bien. Mi todo.

Eres todo lo que quiero y eres todo lo que necesito. Eres todo lo que ansiaba tener, lo que ansiaba querer, lo que ansiaba que me quisiera. Eres todo lo que soñé para mi vida, porque mi vida junto a ti, es todo lo que yo rezaba a quien quisiera que escuchara tras la puerta, tener. Eres todo lo que más valoro,  desde esos ojos y la forma en la que me miran, a esa voz dulce que me acaricia el alma cada vez que se pronuncia, cada vez que pronuncia mi nombre. Eres todo lo que quiero que me acompañe el resto de mi vida, eres todo el equipaje que tengo, que quiero y que espero, que nadie pierda, porque por ti, vale todo.

Así que hoy por ti, preciosa, porque es tu día, por ti, por ser mi medio y mi mitad, por ser mi todo, mi felicidad. Por estar aquí, a mi lado, disfrutando según nos viene, la vida. Por ti preciosa, este brindis va por ti, porque a tu lado la vida parece que viene con libro de instrucciones, porque a tu lado, la vida ya no es un puzle de mil piezas, es un puzle de diez, porque a tu lado lo más difícil… Lo más difícil soy yo y lo sé.

Te quiero preciosa, buenas noches.

 

pinguino2

Hace un tiempo leí que los pingüinos eran de los animales más románticos. Se pasaban media vida buscando su media naranja, su amor verdadero, pero una vez que lo encontraban, pasaban juntos el resto de su vida.

No descansan, recorren muchísimas distancias en un ambiente totalmente helado para buscar a su pareja, a su compañera de viaje… Hasta que la encuentran.

Se complementan de tal manera, que a partir de que se eligen lo hacen todo juntos. Los dos ayudan en la crianza de los hijos, en la búsqueda de comida y en la creación de un hogar.

Juntos, sintiéndose complementados, perfeccionados por la presencia del otro, colmados de amor, de felicidad, colmados de vida y sintiéndose colmados por ella, así, envejecen, juntos, de la misma manera que se enamoraron, de la misma manera que se juraron pasar sus días juntos…

Un día, después de un día duro de trabajo, de estudio, de vida en general, cuando ya estábamos en la cama, cada una en los brazos de la otra y comentábamos lo que nos había deparado el día, le comenté esta historia, porque de una manera o de otra, me había encantado conocerla. A ella también le entusiasmó saberlo. Entonces me incorporé, me apoyé sobre mi brazo, la besé en los labios y la miré a los ojos…:” ¿Quieres ser mi “pingüina”? “. Le pregunté de la manera más dulce que supe. Las dos estallamos en risas y nos besamos sonriendo a la vida, sonriendo al destino…Yo le sonreía a ella, que para mí, es todo lo anterior.

 

Hace unos días fue nuestro cumpleaños. Y ella fue la primera en darme uno de los regalos. Recorrió el pasillo con un paquete entre las manos… “¿Qué será? ¿Qué será?” Venía diciendo mientras se reía de manera maliciosa… Yo ardía en deseos de arrancar el papel que cubría el regalo y salir de dudas… Pero se hizo desear, me hizo que deseara hacerlo.

Era un pingüino, sí. Cuando rompí el papel y el animalito salió saludándome, yo sonreí como solo sonríen las personas que son conocedores de un gran secreto, de una gran verdad, de un gran sentimiento… “Sí quiero ser tu “pingüina”… Porque tú ya eres la mía”.

Así que, de esta manera tan bonita, de esta manera tan divertida, tan diferente, tan inusual, un día más, nos demostramos lo que somos la una para la otra, su mitad, su vida…

Porque yo no sé cuánto tiempo había estado buscando a esta chica, nunca lo he calculado… Pero siempre supe que quería a alguien como ella. Con sus defectos, con sus virtudes, con su sonrisa y sus labios gruesos, con su cicatriz en el ojo, con sus manos morenas, con la fascinación con la que pinta su mirada cuando le cuentas alguna cosa que le interesa, por su amor por los niños, por sus ganas de jugar, a pesar de seguir cumpliendo años, por tener ese alma, esas ganas de dar, de ayudar, de compartir, de participar… Por sentirse especial, por su fortaleza, que me arrastra, que me lleva, que me empuja cuando no puedo ni moverme. Por su gran amor, tanto que dar… tanto que ella misma da… Por ella, que sabía que estaba en algún lado, que no la había imaginado, que existía, no solo en papel, no solo entre letras… Existía, porque la encontré.

Hay veces que te despiertas con ganas de poder vaciar tu alma delante de un folio en blanco. De poder expresar todas las ideas e inquietudes que se te pasan por la cabeza, sé que muchas no tienen sentido, sé que muchas las pensamos muchas.

Hay veces que despierto sabiendo exactamente lo que tengo que hacer, por lo que tengo que luchar, cual es el motivo que me ha impulsado a ponerme el despertador más pronto de lo normal, por qué me he levantado, he sonreído a la imagen que me devolvía el espejo y he pensado “Hoy va a ser un gran día”.

Hay veces que despierto con ganas de besarte, de arrimarme a ti, de abrazarte tan fuerte que cualquier día me podría colar en uno de tus sueños.  Hay veces que despierto con ganas de susurrarte mientras duermes lo mucho que te quiero y que tu subconsciente me devuelva una sonrisa, a pesar de que sigues dormida, a pesar de que estás con Morfeo… Me sonríes.

Hay veces que despierto con hambre, con mucha hambre. No entendía cómo podía despertar tan hambrienta, ahora sí lo sé. Cuando me despierto así, tengo claro que es porque llevo toda la noche despierta, en sueños, cuidando de ti, abrazándonos, hablando de mil historias mientras te muerdo el labio, mientras me acaricias la cara, mientras nuestros pies, se rozan, se hacen cosquillas…

Hay veces que despierto y aún no ha sonado el despertador. Y se, que lo que quiero es aprovechar bien las horas. Con 24 horas a mí no me da tiempo a hacer todas las cosas que debo hacer. Tengo tantos sueños por cumplir, tanta ilusión por alcanzarlos, que incluso me despierto antes, no hay tiempo que perder. Mis sueños, mis ilusiones están ahí, los veo, los siento… Hay que ir a por ellos.

Hay veces que despierto y tengo al gato recostado a mi lado, roneando, y me mira. Cuando ve que abro los ojos, se levanta, viene hacia a mí  y me huele la cara para después lamerme. Me gusta dormir con el gato, tenerlo cerca, oírle como ronea…

Hay veces que despierto y tengo la cama muy deshecha, las sábanas por un lado, el nórdico por otro… Y pienso ¿Qué ha pasado aquí? No todas las noches son buenas noches, supongo. Hay veces que despierto y sé que he pasado una mala noche, que he soñado, que he tenido pesadillas. Es una cosa muy común, nos pasa a todos. El subconsciente es quien manda. Hay temas que lógicamente me preocupan o que me dan miedo. Hay recuerdos que es mejor no tenerlos y cuando estoy despierta, no les hago caso, yo y mi voluntad somos más fuertes, pero cuando duermes, estás a merced de lo que el subconsciente quiera pensar, imaginar o recordar. No importa lo fuerte que seas o el control que tengas sobre ti mismo y sobre tu mente, esta batalla la tienes perdida.

Hay veces que despierto y no se ni que día de la semana es… Supongo que eso no es tan grave, pero ¿Cuándo despiertas y no sabes ni qué hora del día es? Eso es peor… Supongo que será por mis continuos cambios de horario. A veces tengo que dormir por la tarde, otras por la mañana y cuando tengo suerte y todo va bien, pues duermo por la noche.

Hay veces que despierto con una poesía en la cabeza o con un tema del que escribir. Hay veces que despierto con la inspiración pegada a mí, cual legaña. Esos días despierto, me preparo un café y ya tengo el bolígrafo en la mano, no hay tiempo que perder, las letras se evaporan, como el humo de mi cigarro.

Hay veces que despierto feliz, plena, tranquila. Esbozó una sonrisa mientras abro los ojos y te veo. Hay veces que despierto y el solo hecho de tenerte recostada sobre mí, abrazándome, es motivo suficiente como para levantarme, comerme el mundo y volar. Porque tú me das esas alas que necesito, tu eres mi sueño y mi vigilia, mi despertar, eres la pluma que al acariciar mi piel me hace cosquillas y me saca una sonrisa.  Tú eres mi cerveza bien fría en verano, en una terraza con vistas al mar Tú eres mi vértigo, la que cuando me mira me hace sentir que estoy en un rascacielos, mirando a la gente desde arriba viendo que parecen diminutos, parecen hormigas y eso es porque tú me haces sentirme grande, a tu lado me siento grande. Tú eres mi estufa en invierno, la que mantiene caliente mi cuerpo y mi alma. Tú eres mi musa, la que entra de noche por el balcón, descalza, con un camisón blanco y me susurra al oído, tú eres el motivo de estas letras, tú estás en cada uno de los versos, de las historias, de las frases que salen de esta mano que jamás se cansa de rozarte. Tú eres mi manivela, la que me da cuerda. Nunca te cansas de hacer girar la manivela y yo cada vez me siento con más fuerza, con más vitalidad, tú haces que tenga cuerda para rato. Tú eres la mejor película que he visto, eres mi principio y mi final feliz, eres mi escena romántica, mi escena subida de tono, mi reconciliación… Eres el mejor guion que he tenido en mi vida y yo soy la protagonista.

Hay veces que despierto… Y me da por escribir algo como esto.