Veo esta hoja en blanco, miro dentro de mí y sé que tengo tantas cosas que contar, tantas cosas que hacer rimar, que inmediatamente, cojo mi boli y comienzo a dibujar y como si de un lienzo se tratase, comienzo a perfilar, a colorear los recuerdos a base de palabras esdrújulas.
Y así, palabra a palabra, pincelada a pincelada, yo me voy relajando, mis manos van dejando de temblar vigorosamente, mis recuerdos usan un filtro, usan la ley del embudo, y comienzo a recordar tantas y tantas cosas que me han hecho tan feliz…
Comienzo a rellenar de palabras el papel, comienzo a garabatear, como un niño pequeño, pero al igual que él, lleva un mensaje. Mis garabatos hablan de mí, hablan de ti, hablan de lo que tú quieras leer entre sus trazados imposibles. Hablan, de eso estoy segura, porque tú me lees, tu puedes entenderme, tú te emocionas cuando lo haces…
Y es caer la noche, asomarme a la ventana y sentirme tan pequeña en los ojos de la luna, sentirme tan transparente a su claridad, sentirme tan sumamente “yo misma” que necesito terminar de encontrarme, necesito sudar palabras, sudar esas cosas que me callo, sudar hasta empaparme la imaginación, sudar hasta perder la razón… Sudar.
Y me siento tan cómoda entre sombras… Y me siento tan cómoda en la penumbra. Así es como más me gusta escribir… Sin que me vean, sin ser vista a los ojos de cualquiera… Sin que se intuya el color de mis ojos, mis curvas, que me persiguen siempre, sin que se distinga el tono de mi piel.
Y me siento tan cómoda entre sombras… Y me siento tan cómoda en la penumbra. Que desde aquí, desde mi refugio, desde mi trinchera donde me siento fuerte, donde soy yo sin pesares ni porqués, donde miro a la vida a los ojos sin que me turbe, sin miedo, sin recelo… Porque desde mi refugio veo las cosas más claras, como si hubieran sido retocadas, como si acabara de amanecer en mi salón.
Y me siento tan cómoda entre sombras… Y me siento tan cómoda en la penumbra. Nadie me ve, nadie me oye y esa realidad me hace fuerte. Ninguna fuerza es tan importante como la de sentirte a salvo. Me siento a salvo en la oscuridad de mi casa, entre las sombras de mi refugio. Oteando la vida desde mi escritorio, escudriñando el horizonte, las metas a perseguir, las metas posibles, los sueños que quedan por cumplir…
Y me siento tan cómoda entre sombras… Y me siento tan cómoda en la penumbra. Que quería daros las buenas noches, sí, a todo el mundo que se deja caer por mi blog, a los que acostumbran a ello y a los que llegan por casualidad. A los que no se identifican conmigo, con mi vida, con mis historias… A los que se emocionan al sentir que no han sido los únicos en experimentar algo así… A los que se sienten tele transportados a otra vida, a otra historia. Así que a todos y cada uno de vosotros, buenas noches.
Y me siento tan cómoda entre sombras… Y me siento tan cómoda en la penumbra. Decimos hoy adiós a junio, arrancamos la hoja del calendario y damos la bienvenida al siguiente de la lista. Añadimos las cosas importantes en la hoja nueva, que siempre hay varias fechas señaladas. Comenzamos a escribir de nuevo, comenzamos una historia nueva. Tú eres el guionista, tú eres el protagonista, es tu historia, es tu vida, escribe, no te quedes callado, no te quedes sin palabras… ¡Escribe tu vida!