¿Sabéis lo que es de verdad compartir? ¿Sabéis lo que realmente significa dar desinteresadamente? Pero dar de verdad… Y sin esperar nada a cambio, sin esperar un agradecimiento eterno, ni una deuda de por vida… Compartir por compartir…
Nosotros somos tres hermanos… He compartido muchas cosas y ellos conmigo también… Desde los libros que me pasaba mi hermano y que estaba obligado a no pintar ni escribir… Hasta la ropa de deporte, hasta las bicicletas, hasta raquetas…
Ojo, que con mi hermana muchas más cosas heredábamos y compartíamos. Porque así era, no quedaba otra…
Pero yo me refiero a otro tipo de compartir… A otro tipo de acción totalmente altruista, totalmente natural, totalmente… normal. Me refiero a la vida en pareja, a la vida en casa, a la vida sentadas compartiendo sofá, compartiendo el bol de palomitas mientras vemos una película, a la vida soñando apoyadas en la misma almohada y tu cuerpo al mío abrazado, a la vida vista con los mismo ojos, teniendo los mismo planes, los mismos sueños… Me refiero a ese tipo de compartir…
En mi casa, todo, absolutamente todo, es de las dos… TODO. Desde que abres la puerta de nuestra casa, todo es nuestro. Desde la primera pared hasta el último cuadro, desde el primer mueble hasta el equipo de música… TODO. Lo único que es mío en esta casa… Es mi conciencia, que no la puedo compartir con nadie…
Y ¿Sabéis que? Me encanta que sea así… Creo que no hay nada más bonito que esto, que no haya dueños… Todo es de las dos.
Creo que no hay nada más bonito, desinteresado y que denote el profundo amor que nos profesamos que esto mismo… compartir. Pero no compartir un sofá, unas palomitas, una película, la cama… Que también, sino compartir lo más importante que tengo en mi vida y que ella tiene en la suya… NOSOTRAS. Nos compartimos y nos damos enteras, porque ¿Qué hay más bonito y grande que COMPARTIR con otra persona TU TIEMPO? Porque queridXs amigXs, de las cosas más valiosas que poseemos, una es el tiempo… Y mi tiempo es de ella, ella es mi aguja segundera y minutera, la arena de mi reloj, mi solsticio de verano, mi cuarto menguante o mi luna llena, porque ella el motivo de este escrito, el nombre que yo le pongo a mi tiempo, segundo a segundo, el nombre que yo pongo a esos granos de arena que uno a uno forman el reloj, porque ella es el aquí y el ahora, porque quiero que ella sea el allí y el mañana, porque ella es el principio y el final, la coma, el punto y coma y el punto final, porque ella es el índice, el prólogo y la contraportada, porque ella es la tinta con la que escribo, porque ella es la mano que me gira mi manilla y me da energía, porque ella es mi motor a dos tiempos, mi motor eléctrico… Porque ella es todo y nada, porque ella es mi póker de ases o mi pareja más alta, porque ella es la mejor apuesta, la mejor combinación, la mejor decisión, la mejor manera de compartir, invertir y resurgir que he tenido, porque eres mi alfa y mi omega, porque eres mi mitad… Tienes la mitad de mi tiempo, tienes mis sonrisas, que gracias a ti… Las he perfeccionado muchísimo… Tienes mis lágrimas… Que nunca las causas pero siempre las terminas enjuagando y calmando a base de abrazos, a base de piel contra piel. Tienes mis manos que te las entregué vacías… ¿Y ahora? Están llenas, colman y rebosan miles y miles de recuerdos, de momentos capturados a fuego en la retina, de besos, de mágicos besos, de besos inventados por nosotras, por miradas furtivas, miradas ardientes, miradas necesitadas de ti… de mí… Llena de viajes, de historias que hemos conocido, de secretos que nos hemos confesado, de sueños cumplidos, de sueños por cumplir, de planes y más planes que tenemos, porque el tiempo es nuestro, el futuro es nuestro, el futuro lleva tu nombre mi vida, y yo soy la que firmo…
Así que sí, mi vida, comparto contigo todo… Desde nuestra casa, nuestro calor, nuestros recuerdos, nuestro tiempo, nuestros viajes, nuestros sueños, nuestros…. Qué bien suena, ¿Verdad?