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Espero que mi chica no lea esto o me tocará dormir en el sofá…

 

Me he enamorado…

Fue verte y sentir un sinfín de emociones y sensaciones.

Fue verte y sentir que se me paraba la respiración y que mi corazón dejaba de bombear. Duró solo un segundo o quizás varios minutos, no sabría decirte, porque cuando hablo de ti, el tiempo vuela…

Fue verte y sentir que se me inundaban los ojos de lágrimas y que la respiración volvía a mí, provocando una exhalación un poco exagerada, aunque lo único exagerado que hay hablando de ti, es lo que provocaste en mí.

Fue verte y sentir que ya te quería. Es raro cuando conoces o ves a alguien por primera vez y sientes esa sensación, esa conexión, esa necesidad casi indescriptible de formar parte de su vida.

Fue verte y sentir que todo lo bueno que he vivido no había sido nada comparado con lo que me queda por vivir a tu lado.

Fue verte y sentirme tan grande de verte. Jamás pensé que nuestro primer contacto me hiciera sentir tantas cosas.

Fue verte y sentir que siempre cuidaría de ti, que serías mi niña, mi consentida…

Fue verte y sentir que en verdad, ya nos conocíamos ¿Verdad? Es cierto que jamás nos habíamos visto, aunque sí que me habías oído hablar ¿verdad? A pesar de que suelo hablar bajito…

Fue verte y sentir unas ganas irremediables de acariciarte, de sentir tu piel sobre la mía y que tú, mi pequeña, pudieras sentir la mía. Tenías la piel sonrosada y suave, muy suave. Olías a vida e impregnaste la mía con tu olor, haciéndome reír y haciéndome sentir que todo es posible en esta vida si se lucha por  conseguirlo.

Fue verte y sentir que eras preciosa, que tus facciones, aun un poco difuminadas me resultaban muy familiares. Fue verte y sentir que en el fondo, no éramos tan distintas…

Fue verte y sentir, que todo el mundo que tuvo la suerte de conocerte aquel día se emocionó. Yo la primera, por supuesto. Eras tan esperada, pequeña mía, que nos emocionaste desde antes de que llegaras.

Fue verte y sentir que ya habías cambiado mi vida, mi forma de comportarme en muchas cosas, mi ilusión por luchar por mi futuro y mis ganas de volver a verte, cuando caía la noche.

Fue verte y sentir que me mirabas… Seguramente no me veías, pero me mirabas. Tus ojos rasgados miraban fijamente a los míos, mientras yo, orgullosa hasta la saciedad de ti, te decía todas las cosas bonitas que se me pasaban por la cabeza… ¿Lo recuerdas? Algún día yo te lo contaré…

Fue verte y sentir… Sentir… Sentir… No todas las personas logran eso con solo mirarlas, hacernos sentir, eso lo has logrado tú, mi pequeña, porque eres muy grande.

Fue verte y sentir que el mundo se me quedaba demasiado grande, que hay tanta vida a nuestro alrededor que a veces ni nos percatamos… Hay tanto amor y tantas cosas buenas que no pueden ser tapadas por las malas, no pueden.

Fue verte y sentir que tenía que besarte, comerte a besos, dedicarte largas parrafadas… Y sentirme observada por mi chica mientras hacía esto y ver, como su mirada estaba cargada de amor y de emoción. Ella se emocionaba cuando me veía contigo, en brazos, dándote besos y cantándote o poniéndome tierna y diciéndote todas las frases bonitas que venían a mi cabeza…

Fue verte y sentir que eres preciosa y que ella, tu tía, también lo es. Pero es cierto, que contigo en brazos, estaba más que preciosa. Tenías la cara iluminada cuando la mirabas y después me buscabas con la mirada por la habitación… Preciosas, las dos, mis dos amores.

Fue verte y sentir que tenía tantos motivos por los que querer a mi hermana, que no sabría por cual empezar. Mi hermana es mi mejor amiga y es mi apoyo para todo. Mi hermana es a la única a la que le cuento mis secretos y mis preocupaciones, a la que le hablo sin mordaza y sin miedo. Mi hermana es la que me ha dado los mejores consejos, la que me ha dado su hombro cuando lo he necesitado, la que ha venido hasta Barcelona para verme y arroparme. Mi hermana es un tesoro y la adoro. Mi hermana me ha dado un motivo más que grande para luchar y seguir creyendo…. Mi hermana me ha dado a mi pequeña, a mi chiquitina, a mi otro amor… Gracias hermana, no sé cómo decirte lo orgullosa que estoy de ti… Aunque ya lo sabes.

¡Eres una madraza!

Hoy hace cinco años que tomamos el primer café juntas, ¿lo recuerdas?

Hoy hace cinco años que estaba en mi casa eligiendo el modelito con el que me iba a presentar en tu casa para recogerte… Recuerdo como una compañera me ayudaba en la “difícil” elección.

Hoy hace cinco años que salí de mi casa nerviosa para ir a recogerte a la tuya. Iba en el coche, conduciendo y pensando en todo lo que podía pasar a partir de ese café…

Hoy hace cinco años que te recogí en tu casa, como a una princesa, y te llevé al centro de Barcelona, a una de las cafeterías que yo conocía y que tienen ese encanto especial para una primera cita.

Hoy hace cinco años que llegamos a nuestra cafetería, en pleno Born, toda ella iluminada a base de velas que estaban por todo el local. Nos tomamos un café y pudimos hablar más de nosotras, contarnos historias, anécdotas, sueños…  Recuerdo muchas de las cosas que nos contamos, me sentía tan cómoda que cada vez iba contando más y más cosas, hablándote de mí sin miramientos.

Hoy hace cinco años que pude conocer a una chica preciosa, simpática, con un gran sentido del humor y especial, muy especial.

Hoy hace cinco años que te llevé a cenar por primera vez. No sabía qué tipo de comida preferías, así que opté por unas tapas. ¿Lo recuerdas, cariño?

Hoy hace cinco años que me tembló el pulso cuando ví que te sentabas a mi lado en la cafetería, muslo con muslo, brazo con brazo.

Hoy hace cinco años que me quedé casi sin aliento al notar tu mano por mi muslo… Lo recuerdo tan bien… Estábamos cenando y ella, sin querer ( O no… ), tiró el vaso con todo su refresco…  Me dejó el pantalón empapado de Nestea… Y ella, muy nerviosa, comenzó a sacar servilletas y a intentar que no me mojara, así que servilleta en mano, me recorrió el muslo, mientras yo me reía y le decía que no importaba…

Hoy hace cinco años que te llevé de vuelta a tu casa, mientras en el coche seguíamos hablando e incluso en algún tramo, cantando. La cita estaba saliendo genial, las dos nos sentíamos muy cómodas, con ganas de que no se pusiera el sol y de que no acabara ese maravilloso jueves…

Hoy hace cinco años que aparqué en frente de tu portal sobre las once de la noche y nos dieron las cuatro de la mañana hablando… Sí, hablando. No pasó absolutamente nada, aunque las dos nos palpábamos las ganas, las cosas como son.

Hoy hace cinco años desde que me enamoré de ti, desde que supe que quería compartir mi vida contigo, desde ese día supe que yo había encontrado a mi mitad, porque cuando estoy sin ti, me siento mermada.

Hoy es un gran día, un día precioso, un día para celebrar… Hoy hacemos cinco años, mi vida y eso me hace muy feliz… Siempre lo hemos celebrado como se merece, ¿Recuerdas? Pero este año la celebración tendrá que esperar un poco….Pero muy poco, porque hoy ya es miércoles y tú el sábado de madrugada llegas… Un poco más, mi vida para disfrutar de todo juntas. Yo puedo, aunque me cueste ¿Y tú?

Sobre las 10 de la mañana me estaba terminando de arreglar para ir a correr y justo llamaron al telefonillo… Cuando abrí… Venía un repartidor con un paquete para mí… La caja estaba llena de corazones en los que se leía Te quiero… Y dentro me esperaba un desayuno bien acompañado por una rosa, por un peluche en forma de corazón, con una taza para el café y una nota, preciosa, que ha conseguido que me emocione y que se me empañen los ojos… Gracias mi vida, por el paquete y por toda la vida que me estás regalando. Te quiero.

 

 

Continuamos con la fiesta sorpresa de cumpleaños  ¿Os parece?

Cómo ya os dije, le había preparado una fiesta sorpresa con la ayuda de todos nuestros amigos. Me había puesto en contacto con todos y entre todos habíamos “tejido” este plan. Os puedo asegurar que me siento, enormemente orgullosa de los amigos que tenemos.

Pues ahí estaba mi pequeña cumpleañera, con los ojos vendados, al pie de las escaleras, con su alfombra roja iluminada por varias velas… Cuando se quitó el pañuelo y vio dónde estábamos, la alfombra, las velas… Se quedó… Imaginaros… La invité a que fuera subiendo, a que fuera entrando…

Allí nos esperaban nuestros amigos, todos elegantemente vestidos con sus sombreros y sus máscaras… No reconocía a nadie… Ahí estaban todos, grabando videos o haciendo fotos y ella les miraba, me miraba y me preguntaba porque no les reconocía…

Mi amiga Inma, la que se casó y, el marido salieron de detrás de la barra para sorprenderla. No os puedo decir su expresión, pero os aseguro que el brillo que tenía en su mirada, fue el mejor de los regalos que yo recibí esa noche.

Los amigos estaban ahí porque yo les había avisado para el cumpleaños de mi chica, pero no se olvidaron de que también era el mío. Había una pancarta que nos felicitaba a las dos y que decía eso, que no se habían olvidado. Son muy grandes.

Una vez que saludamos a todos, agradecimos a todos su presencia, bromearon por la fiesta, por la sorpresa, por como la habíamos engañado todos… Nos dispusimos a cenar.

Yo me sentía como en mi boda, os lo aseguro. Habían dispuesto las mesas en forma de C para que todos pudiéramos vernos las caras y en el centro estábamos nosotras, presidiendo.

Terminamos de cenar y antes del postre nos dieron el “primer regalo”. Porque a pesar de que la fiesta era para ella… No se olvidó nadie de que también era mi cumpleaños….

Nos dieron una caja enorme que ponía “KIT DE SUPERVIVENCIA”. Cuando lo abrimos vimos muchos paquetitos pequeños y unas “normas” de cómo debíamos de proceder para ir abriendo. Las normas eran: Primero ponernos unas coronas, unas gafas, unas pulseras y un colgante de cartón, a continuación coger el paquete que correspondía, ya que estaban numerados y antes de abrirlo debíamos darnos dos besos, darnos un abrazo y gritarnos ¡feliz cumpleaños! … Os digo que había 15 paquetes… Ni más ni menos… La verdad que fue muy gracioso tanto lo que teníamos que hacer, lo que nos iban escribiendo y lo que nos encontrábamos en el paquete, son increíbles.

Después comencé a darle algún regalo mío, claro. Le había hecho un “Libro Hoffman” con sus mejores recuerdos, con fotos desde que era niña, con las fotos de los viajes, con la familia, con los amigos…

Después le di dos sobres. Uno contenía un bono para poder ir a montar a caballo y hacer una ruta, cosa que le encanta, ya que adora a este animal. Y el otro sobre tenía las entradas para ir al concierto de Malú en Barcelona el próximo noviembre, que también le encanta…

Y por último el regalo más esperado, el regalo que más tiempo me costó preparar, el regalo que con más cariño preparé y que se, que aunque fue muy cursi, le encantó. Era mi primer libro… Sí, mi primer libro encuadernado y todo lo tiene ella. Si me acuerdo haré unas fotos  y las subiré para que podáis verlo ¿De acuerdo?

Luego los amigos nos iban dando los regalos “a pares”. Se pusieron detrás de nosotras y nos iban pasando los regalos. Una bolsa para ella, una para mí… ¡¡TENEMOS UN MONTÓN DE REGALOS!! Muchísimos regalos, más de lo que yo me hubiera imaginado. Millones de gracias a todos.

Pero entonces llegó el regalo… EL REGALO… Mis hermanos no pudieron venir a la fiesta porque vivimos muy lejos… Y para mí la familia es muy importante, muchísimo. Y ya no os digo nada de mi sobrina, que aún no le he visto la cara y ya la quiero cómo a nada…

Nos sentaron y nos dieron un regalo para las dos. Rompimos el envoltorio entre nervios y risas y ahí estaba…Era un marco con la foto de la ecografía 4D de mi pequeña, de nuestra pequeña… Su primera foto ya enmarcada y con esta leyenda a pie de foto: ¡¡FELICIDADES TITAS!! Fue un momento tierno, bonito, dulce… Enseguida llamé a mi hermana y le di las gracias por colaborar. Esa foto, a día de hoy, preside nuestro salón.

Pero no nos dio tiempo a guardarnos el pañuelo… No… Sobre todo a ella. Últimamente me estoy haciendo una experta en esto de hacer videos… Ya hice uno para la boda de mi amiga y decidí hacerle uno a ella.

Seleccioné las fotos con mimo, con sumo cuidado… El video comenzó con su infancia, con las fotos de bebe, con sus padres (que también estaban en la fiesta)… Después ya de niña, de adolescente y después ya de adulta. Con todos sus cortes de pelo, con sus amigos, con sus viajes, conciertos… Cómo había faltado mucha gente por diversos motivos, les pedí que si me podían mandar una foto/video felicitándola para poder incluirlo. La mayoría de la gente colaboró, y así acabé mi video. Con toda la gente felicitándola, incluso mi bisabuela, mis hermanos, amigos que viven en Madrid…y por supuesto, todos los presentes. Fue muy bonito y emotivo.

Después ya comenzó el baile, el cachondeo, los pasos más estereotipados que os podáis imaginar, pero… ¿Qué hay más bonito que un montón de gente bailando la misma canción y sabiéndonos todos los pasos?

Era un día especial, pero más aun, era para alguien muy especial. Quería que por una cosa o por otra nunca olvidase este día. Quería que se sintiera en el centro de la fiesta, quería que sintiera todo el cariño que le tienen sus amigos, lo querida que es, lo mucho que la aprecian. Quería que sintiera que yo haría cualquier cosa por ella… Que yo movilizaría a los amigos, que conseguiría que todos le engañasemos, incluso sus padres, que conseguiría hacer y deshacer un montón de cosas sin que ella se enterase, aunque para ello me robase el sueño y me pasara todo el día muuuuuuy cansada. Quería que sintiera eso, que es mi princesa sin peros y sin porqués…

Así que a todos GRACIAS. Porque me ayudasteis en todo, en preparar, en idear, en engañar… Porque no solo hicisteis todo eso, sino que no os olvidasteis de mí y me hicisteis sentir como si estuviera en casa… Porque sois geniales, porque cada uno de vosotr@s, de una u otra manera sois indispensables para las dos y os queremos, mucho.

¡¡ Gracias de todo corazón a todos los que habéis colaborado !!

 

 

Pues es cierto eso que dice mi abuela de que “todo llega y todo pasa”. Ya estamos a martes, mis amigos ya son marido y mujer y yo puedo decir que he pasado uno de los fines de semana más bonito, más emotivo y os aseguro, que inolvidable.

Nosotras llegamos a media tarde, sobre las 18 del jueves. Lógicamente mi amiga no sabía absolutamente nada. Ese día su novio ( ya marido) le tenía preparada la serenata. Así que llegamos y nos dirigimos directamente a casa de la hermana de la novia, dónde se celebraría la fiesta. La ayudamos a preparar las cosas, la cena, colocar la mesa, sacar las sillas… Vamos, los preparativos.

El plan era, que sobre las 21,30 aparecieran los dos, porque iban a tener una cena con las amistades más íntimas, unas 8 personas. Así que llegaron, ella conducía y se puso a aparcar y él entró con la excusa de dejar la tarta que había traído para el postre. Nos pusimos todos en círculo dejándolo abierto por donde estaba la puerta de la casa. Éramos unas 25-30 personas, que se dice pronto. Todas en silencio, todas esperando a la novia. Entonces abrió la puerta, comenzó a sonar la música y todos los invitados comenzamos a cantar y el novio cogió un enorme ramo de flores y se acercó a ella… Fue muy bonito y muy emotivo.

No os puedo describir su cara cuando pasando la vista de uno en uno de los invitados, dando las gracias nos vio a mi chica y a mí entre los invitados. Comenzó a saltar y enseguida se acercó para darnos un abrazo y comernos a besos.

Pasamos una velada agradable con la familia de ambos y algún que otro amigo íntimo. Pudimos conocernos todos y ponernos caras. Comentar cosas de la boda, de los planes y de lo geniales que eran ellos, los novios.

Pude notar la emoción que sentía cada poco cuando nos miraba y sonreía. La habíamos sorprendido, no se lo esperaba.

El tema de la canción, la verdad que no salió demasiado bien, pero os puedo asegurar que nos reímos a carcajadas y que todos, desde los novios, los padres y el resto de familia y amigos, quedamos encantados, lo pasamos genial. Fue una gran noche.

La boda era el sábado, por lo que aún quedaba todo el día del viernes para terminar de ultimar los detalles. Los nervios, que llevaban todo el tiempo ausentes en la novia, comenzaron a verse, cosa de lo más normal. Cuando estábamos ultimando los detalles, se le olvidó donde había guardado una cosa, luego se le olvidó otra cosa en el coche… Los nervios.

El viernes pasó sin más pena que gloria. Ellos tenían muchas cosas que hacer y una cena con la familia del novio, por lo que el viernes estuvimos con el resto de amigas, de paseo, de cena, poniéndonos al día… Y entonces, llegó el día, el sábado, el día 21 de septiembre, su día.