Posts etiquetados ‘lejos’

Echo de menos muchas cosas. No es fácil estar tan lejos de tanta gente a la que quieres…

Siempre he intentado que la distancia no se interponga más que lo que no puedo evitar, en todo lo demás… Lucho porque “no se note mi ausencia”. Llamo, me intereso por todas las cuestiones de mi gente, hago visitas en cuanto puedo, hago visitas sorpresas aunque sea de dos días, hago video llamadas… Lo que sea. Me importa estar conectada con mi gente, intentar llenar la distancia a base de mi presencia.

Necesito estar en contacto con todas esas personas, son parte de mí, forman parte de mi vida y de mi mundo. Todas son necesarias para que mi vida siga girando como hasta ahora.

Pero ¿Sabéis qué? La que se ha ido soy yo… Sus vidas siguen hacia delante. Tienen a sus familias, a sus parejas, sus trabajos… Lógicamente, mi vida también sigue hacia delante, pero echándoles de menos.

Cuando llegué aquí a Barcelona, llegué con una mano delante y otra detrás. Dejando a mi gente esparcida por toda España. No solo es mi familia de sangre, siempre hay alguien más que les consideras de casa y sin embargo, viven a más de 800km de ti.

Ahora, tras seis años de vivir en Barcelona, puedo decir que las manos que antes llevaba una delante y otra detrás, ahora están llenas. Llenas de mi chica, que ha llenado todo mi mundo, que ha hecho que pueda estar tan agusto  y sin embargo tan lejos de mi casa. Sí, mi vida está aquí, aquí estoy bien, estoy feliz. Pero, a pesar de llevar más de 6 años aquí, mi gente no vive aquí. Por suerte, cuento con toda mi familia política y todos los amigos de mi chica, eso no lo dudéis. Pero no es a eso a lo que me refiero.

Me he dado cuenta, que aunque quiera estar presente y no perderme nada, ningún acontecimiento, ninguna comida, ninguna… Me lo pierdo. No estoy allí. Sí, llamo, mando fotos, me las mandan ellos a mí y en la lejanía, sonrío por ellos. Pero no estoy allí. Sus vidas han seguido en el mismo sitio donde yo les encontré y donde yo les dejé. Sin embargo mi vida se ha bifurcado varias veces… Al final, parece que no pertenezco a ningún lado.

Me he dado cuenta que la gente, aunque te quiera, aunque te echa de menos, aprende a vivir sin ti. Yo también he aprendido a vivir tan lejos, y os aseguro que no es fácil. Pero por mi forma de ser, soy incapaz de dejar de llamar, de escribir, de presentarme por sorpresa un fin de semana… Necesito de mi gente, necesito verles, hablar con ellos… Siempre estoy pensando en ellos, pendientes de ellos, de lo que puedan necesitar, de lo que pasa por allí…

Me he dado cuenta, de que ellos siguen su camino, echándome de menos, por supuesto, pero de una manera tan diferente a la mía… Que a veces duele.

Me he dado cuenta de que se han acomodado. Yo no estoy, pero hago todo lo posible por ir. Ya me esperan allí. Ya no vienen a Barcelona. Yo llamo siempre, para cualquier cosa que pueda surgir, para cualquier día que sea especial, ya nadie llama, si va a llamar ella. Yo siempre recuerdo fechas, médicos, pruebas… Yo me he sentido muy sola aquí en ese tema.

Me he dado cuenta de que jamás he dicho nada. Nunca he dicho que les necesito o que me gustaría que vinieran a verme. O quizá sí. Pero el caso es que me siento ridícula tirando del carro. Me siento triste de que solo tire yo o de que esa sea la sensación que me queda.

Me he dado cuenta, de que este tema me pone triste. Que pienso que se han acostumbrado a no tenerme allí, a no estar nunca. No quiero que se acostumbren a no tenerme, aunque en verdad no viva allí. Quiero que, continúen con sus vidas, como lo hago yo y que junto a mí, me ayuden a recortar las distancias a través de llamadas, mensajes, visitas inesperadas o esperadas… Me gustaría poder sentirme en familia, tan lejos de nuestra casa.

Puedo decir de poca gente que les adoro y que les necesito en mi vida. Siempre me ha costado confiar en las personas y abrirme a ellas. No soy de esas. La vida, en ese sentido, me ha dado muchas patadas y algún que otro empujón. No me fio. Por eso estas personas son especiales para mí, porque sí confío. Sí se que me quieren y que se preocupan por mí, eso no lo dudéis, y yo siento por ellos exactamente lo mismo que cuando nos veíamos a diario, o quizá más. Porque lo que tiene la distancia, es que aprendes a querer en silencio y eso multiplica lo que sientes.

¿Habéis tenido la sensación de que el orgullo que sientes hacia una determinada persona no te entra en el pecho? ¿Qué el orgullo que sientes es tan grande que lo tienes que sacar de dentro de ti? ¿Qué tienes que explicar y mostrar al resto de las personas tu motivo de ser la persona más orgullosa del planeta?

Así me siento yo…

Me había sentido orgullosa muchas veces de las personas que tengo cerca. Siempre hay algún motivo por lo que sacar pecho, por lo que poder susurrar dentro de mí, lo afortunada que soy. Siempre hay algún motivo por el que sonreír, por el que reunir a tus amigos. Siempre hay algún motivo que te empuja a seguir hacia delante…

Sentir orgullo por alguna persona cercana a ti, es precioso. Cerrar los ojos y pensar, es parte de mí. Es mi pareja, mi hermano o mi hermana, mi amiga… Esa persona tan grande, es parte de mí… Y notar como algo dentro de ti, se hace aún más grande. Porque rodearte de ese tipo de personas, de las que te hacen cerrar los ojos, coger aire y sentirte grande, es lo que me hace sonreír y seguir hacia delante.

Recuerdo ver a mis hermanos en sus respectivos trabajos, serios, guapos, con su saber estar y su saber hacer. Recuerdo verles resolver ciertos problemas con una diplomacia y habilidad, que te hacían replantearte muchas cosas.

Recuerdo ver a mi hermana con su hija en brazos y decir, es mi hermana, es mi sobrina… Y sentir como el vello de mis brazos se erizaban mientras las observaba. Pletóricas. Ella jamás sabrá hasta qué punto me hizo sentir orgullosa y feliz, porque fue un momento mágico.

Recuerdo ver a mi chica crecer a mi lado. Verla perder miedos, perder inseguridades, ganar  confianza en el mundo y en las personas. Recuerdo verla sonreír a carcajadas, la recuerdo restando importancia a los problemas para evitar que me preocupe, recuerdo verla protegerme de todo y ante todo. Recuerdo cada día que he vivido con ella, cada viaje, cada escapada, cada momento de risas que acaban en lágrimas, de siestas que acaban a la hora de la cena. Recuerdo cuando me dijo por primera vez que me quería, y también recuerdo cuando fue la última vez, esta mañana.

Y ahora, gracias a las tecnologías y a pesar de estar a más de 800km de mi casa y de mi familia, he podido sentir nuevamente esa sensación de orgullo. De esa que te obliga a cerrar los ojos y respirar despacio.

He podido ver a mi sobrina gatear… Y he podido ver cómo le han salido los dientes… Ya tiene dos.

Nunca me ha dado miedo estar tan lejos de casa. Sé que mi familia y mis raíces están ahí. Eso no lo cambian 800km ni 4000. Siempre he sabido que ellos estaban ahí y ellos sabían que estaba aquí, para lo que hiciera falta. Nos turnábamos para visitarnos, venían… íbamos… Y tan felices.

Cuando nació la niña… Algo cambió dentro de mí. Me daba miedo no verla crecer, me daba miedo que creciera sin saber quiénes éramos nosotras, sin que nos pusiera cara. Que pensará… “Ah… Son mis tías las de Barcelona…” Por eso durante estos 8 meses que tiene mi pequeña, he ido más veces que en los 6 años que llevo viviendo en Barcelona.

Pero ahora, hacemos video llamadas diarias. Todos los días, mi hermana me llama y podemos ver a la niña. ¿La suerte? Que sabe quiénes somos. Cuando sale nuestra cara en la pantalla, la vemos sonreír y eso, nos desarma.

Mi hermana le ha enseñado a decir hola y adiós con la mano… Y cuando salimos en la pantalla, la niña nos saluda con la mano y sonríe.

La hemos visto gatear, la hemos visto saludar, la hemos visto los dos dientes que comienzan a salir… Pero lo que nadie se imagina, es lo feliz que nos hace poder ver eso…

Ayer fue un día importante en mi vida, muy importante. Ayer celebré que me han propuesto hacer realidad uno de mis sueños, me han pedido que participe con uno de mis relatos en la elaboración de un ebook….

Es cierto que lo sabía desde hacía algunos días, pero aún no había sido capaz de digerirlo, aun no me lo había creído. Es más, el proyecto en cuestión es el “premio” al concurso de “sigue una escena…” Que organizaba #BukusCE , por lo que el libro va a seguir ese mismo guion, es decir, nos van a dar una introducción general a las tres autoras y tenemos que continuar la historia… Cada una lo hará a su manera, con personajes hechos a su medida y todas las historias serán diferentes.

Ayer por primera vez, leí el guion de la introducción que nos mandaron… Lo tenía desde hacía días y sin embargo, lo leí ayer. Me daba miedo comenzar a leer, comenzar a imaginar y pensar en una historia y que después saliera todo mal… Ayer lo leí, hice mis anotaciones, me imaginé escenas… Ayer fue el primer día.

Decidí salir con mi chica a comer por ahí, ¡esto no se puede celebrar en casa! Lo pasamos genial. Fuimos a un restaurante que me habían recomendado y la verdad que comimos de maravilla. Después fuimos a ver a mis suegros y contárselo. Se alegraron mucho también.

Camino de casa me puse un poco triste… Se que igual suena egoísta o suena tonto, pero era una noticia tan importante en mi vida y para mí, que echaba de menos también a mi gente, mejor dicho a mi “otra gente”, a la que tengo tan lejos… Porque sí, es cierto, la gente que tengo aquí es muy importante para mí, faltaría más. Mi chica… Que para mí es todo, ya lo sabéis, y su apoyo es fundamental para mí… Gracias a ella decidí abrir el blog y gracias a ella escribo y me da por presentarme a algún concurso… Pero también están mis hermanos, por ejemplo. Y ayer era un día para estar con esa gente que sí cree en ti y que ha creído siempre, que siempre te ha apoyado, incluso cuando estabas en el suelo… Por ese motivo, ayer les eché de menos más de la cuenta…

Pero después, llegué a casa y me di cuenta que a pesar de todo esto que os cuento, que soy muy afortunada… De verdad. Y a ti, cariño, que eres más buena que nada, gracias, de verdad, porque me cuidas como nadie… Eres todo para mí, no lo olvides.

La ausencia de la gente a la que queires a veces duele, claro que sí. Esa ausencia es difícil de llenar y sin embargo tu consigues, que a pesar de todo, crea que tengo dos casas, dos familias… Gracias de todo corazón, preciosa.

Gracias a todos los que de una manera u otra siempre me habéis apoyado, siempre me habéis animado y habéis estado junto a mí cuando lo he necesitado, gracias de verdad, porque gracias a todos vosotros ese ebook se hará realidad y con él,  uno de mis sueños, pero de esos sueños que sabes que son totalmente imposibles. Así que gracias por creer en mí.

 

 

http://bukusonline.blogspot.com.es/2013_11_01_archive.html

Lo confieso… Estoy deseando ver a mi hermana. Me duele no estar con ella en esta etapa tan bonita y significativa de su vida. A veces pienso que las etapas más importantes de su vida, las ha pasado sin mí…

Lo confieso… Me gustaría estar allí con ella, pero no solo hoy, sino poder haber estado desde el primer día, desde el primer día que se hizo la prueba de embarazo y dio positivo…

Lo confieso… Sé que está feliz, sé que está enamorada, sé que está encantada con la nueva situación que está viviendo, con lo que se le viene encima y con el cambio que va a dar su vida. Esta distinta, está mayor, está feliz.

Lo confieso… Me gustaría haber ido con ella de médicos, de ecografías, a hacer la prueba del azúcar, llevármela a merendar si algún día le apetecía algo concreto… Me hubiera gustado estar allí cuando le dijeron que lo que venía en camino era una niña… Mi niña. Me hubiera gustado que mis manos sintieran las primeras patadas de mi sobrina…

Lo confieso… Me hubiera gustado ver cómo va creciendo la barriga, ver cómo cada día le sienta mejor el embarazo y cada día está más guapa, más ilusionada, más feliz… Me hubiera gustado decirle esto mismo si en algún momento le hubieran faltado las fuerzas…

Lo confieso… Me emociono cada vez que me envías una foto. Mi hermana… La pequeña… Con mi sobrina… Son fotos para enmarcarlas… Se te ve tan feliz, tan sonriente… Transmites todo esto a través de la foto… No dejes de hacerte fotos, porque estás preciosa.

Lo confieso… Tengo predilección por la foto que me mandas con la abuela… ( En verdad es la abuela de mi madre, mi bisabuela) En la que sale besándote la barriga… Me transmite tantísimas cosas esa foto, que cuando la veo, me emociono y se me empañan los ojos. Ahora solo de imaginármelo, ya los tengo empañados. Ojalá la abuela sea lo suficientemente fuerte como para aguantar los meses que quedan y poder coger a su tataranieta en brazos, sería precioso, como tú, como ella, como mi ahijada…

Lo confieso… Me hubiera gustado no estar tan lejos, hermana. Me hubiera gustado vivir toda esta etapa a tu lado, tomar nuestros cafés, que me cuentes cómo te vas encontrando, que vas sintiendo… Ir de tiendas y comprar ropita para la nena… Me hubiera gustado no perderme este momento, me hubiera gustado que los más de 800km en verdad no fueran tantos… Me hubieran gustado tantas cosas… Tantas…

Lo confieso… A veces tengo la sensación de que no he estado a tu lado en los momentos más complicados de tu vida. A veces tengo la sensación que cuando más me has necesitado, más lejos he estado yo. A veces tengo la sensación de que has crecido demasiado deprisa, que la vida te ha hecho dar el estirón antes de tiempo y madurar a contrarreloj. A veces tengo la sensación de que eres tan fuerte, tan valiente, tan decidida… Que no se a quién habrás salido, pero no cambies, no cambies nunca.

Lo confieso… No estoy lejos porque quiera, pero no puedo hacer otra cosa… Ojalá el nuevo año, además de una sobrina, me traiga buenas noticias… Ojalá pueda ver a mi sobrina crecer y no precisamente a golpe de fotos… Ojalá.

Lo confieso… Estoy muy orgullosa de ti, hermana, muchísimo. Por lo que eres, por lo que has conseguido y por como lo has hecho. Eres fuerte y valiente, eres decidida, eres alegra y divertida. Que nadie te cambie. Que no te cambie la vida, porque serás una madre increíble si consigues transmitir todo lo que tú eres, a mi sobrina. Te quiero, hermana.

Y cómo un mago que se saca cualquier cosa de la chistera o incluso de la manga, yo me saco palabras de mis manos. Palabras que huelen a ti, palabras que hablan de ti, palabras que te representan porque son tuyas, tienen tu mirar, tienen tu carencia, tienen tu ritmo marcado. Palabras que solo se separan por los puntos y aparte, palabras que se separan, porque al leer me quedo sin aire, palabras que se separan porque sin tinta se queda mi máquina, palabras que se separan sin querer, palabras que se separan porque cobran vida sobre tu piel…

Y no me pidas que te explique qué me pasa, porque no sabría que decirte. Pero desearía estar contigo, en casa, compartiendo los sueños, la almohada y dormirme a ti abrazada. Porque tus brazos son para mí una trinchera, donde me refugio de mi día, de mis noches, de mis enemigos más fieros, de mis miedos más incontrolables, de mis rarezas, de un mundo cruel, de un mundo injusto, de nuestro mundo.

Y se supone que la noche avanza, al igual que las manecillas de mi reloj, pero lo único que veo que florece son mis ganas de verte, de tenerte, de abrazarte tan y tan fuerte que con solo juntar nuestros latidos, pueda recuperar este tiempo perdido. Y se supone que la noche avanza, que nada retrocede, que cada vez está más cerca el amanecer, pero yo lo veo tan lejano, ya no sé a quién creer… Si a ese reloj que apenas se mueve, si a ese sol que se asoma impaciente, si a mis ganas de en mis brazos tenerte o a esta noche que su oscuridad desmiente…

Porque me he dado cuenta que no hay verdad más absoluta que el aquí y el ahora, que no hay más verdad que esta noche que he pasado aquí sola, que no hay más verdad que te he añorado a cada hora, que no hay más verdad que sé que tú me has añorado, mi soñadora. Porque sé que estarás dormida, soñando, descansando. Porque sé que estarás preciosa, conmovedora. Porque ojalá pudiera estar observándote, apartándote el pelo que te cae sobre la cara, abrazándote cuando tu piel añore mi piel, porque lo mejor de dormir a tu lado, es poder contra mí estrecharte. Porque lo mejor de dormir a tu lado, es contigo poder despertarme.